DÚO CALÍOPE: “LA MÚSICA TE HACE RENUNCIAR A MUCHAS COSAS”

Juan Carlos Avilés

“La de la bella voz”, esa es Calíope, nada menos que la musa de la poesía y la elocuencia. Y es el nombre que han adoptado como dúo de cámara Beatriz Gallardo y María Bernal, ambas gaditanas, de Sanlúcar de Barrameda, donde el Guadalquivir se pierde en el Mediterráneo. Cuando las oyes tocar compruebas que lo del nombre no es gratuito y que algún destello del Olimpo conduce los sabios dedos de María mientras acaricia las cuerdas de su guitarra y los de Beatriz al deslizarse por las llaves de su flauta travesera.  No ocurre todos los días.

--“Llevamos juntas, como dúo, desde 2013. Y antes nos conocíamos de vista porque somos del mismo pueblo, pero no habíamos coincidido en el Conservatorio de Grado Medio de Jerez porque Beatriz es dos promociones anteriores a la mía. Empezamos las dos desde pequeñas, con ocho años, que es la edad mínima. Y de Jerez pasamos a Sevilla. Así que las dos hicimos lo mismo, pero con dos años de diferencia.

Desconozco –y eso pertenece a la cabalística de los dioses— por qué los guajes normalitos queremos a esa edad ser bomberos o enfermeras, policías o maestras de escuela. Ellos, no. Los músicos, desde la más tierna infancia, tienen claro que quieren ser músicos. Y no paran hasta lograrlo.

--“Recuerdo”, dice Beatriz, “que yo no quería tocar la flauta, pero hay unas plazas limitadas para cada instrumento y a mí me tocó ese. Pero cuando vas familiarizándote con él se establece una relación difícil de romper”.

--“En mi caso”, apunta María, “fue porque vinieron a dar un concierto de guitarra al colegio y me gustó. Así que le dije a mi madre que yo quería tocar la guitarra”.

Antes de establecerse como dúo, sus derroteros fueron algo diferentes, sencillamente porque sus instrumentos son también de diferentes texturas. La guitarra, al ser un instrumento polífónico, no puede acoplarse en una orquesta, mientras que la flauta sí. Eso ha facilitado que Beatriz haya tocado en orquestas jóvenes, a la vez que María se ha visto obligada a ‘buscarse la vida’ por otros caminos, como el flamenco, o dando conciertos en solitario. Así que desde que finalizó la carrera y tiene algo más de tiempo aparca cuando puede las partituras clásicas y se arranca por bulerías, que para eso es de la tierra de Camarón, Paco de Lucía y la mismísima ‘Faraona’.

La fusión entre ambas se produjo a causa de una boda, y Beatriz le propuso a María tocar juntas para la ocasión. “Oye, que me ha salido un 'bolo', ¿te vienes?” El resultado les gustó, la chispa se produjo, y comenzaron a participar conjuntamente en conciertos, concursos y festivales.

Y entonces surge la pregunta del millón. ¿A cuántas cosas tiene que renunciar un joven músico, repleto de ilusión por su carrera pero también de vitalidad y ganas de divertirse?

--“A muchas cosas”, responden al unísono, como buen dúo. “”Yo recuerdo”, dice Beatriz, “que de pequeña mis amigos me llamaban para dar un paseo, pero no podía porque siempre tenía que estudiar ya que compaginaba las clases del instituto con mi formación musical. Luego, cuando fui al Conservatorio de Sevilla, estudiaba a la vez Magisterio Musical, así que un desastre”.

--“Nosotros solemos decir”, señala María, “que la frase más repetida de un músico es ‘no puedo, tengo que ensayar’”.

Es la esforzada vida del ‘aprendiz de brujo’. Renuncias constantes, estudio permanente y a veces ganas de tirar la toalla porque la vida, dicen, es muchas  más cosas. Hay que tener una férrea  vocación, como ellas, para no hacerlo.

--“Ahora que también damos clases de música”, dice Beatriz, “lo primero que le aconsejamos a nuestros alumnos es que piensen muy bien dónde se van a meter, porque esto es muy bonito, pero tremendamente sacrificado”.

--María: “Y cuántos compañeros hemos tenido que se han quedado por el camino. Entre los estudios de grado medio y los superiores la avalancha de los que empiezan se queda luego infinitamente reducida. Tú estás estudiando música, pero aparte tienes que ir a instituto, hacer el bachillerato y luego meterte en una historia de muchos años más. No todos pueden o quieren soportarlo”.

Además de las fuerzas o las ganas hay otros factores que pueden obligarte a desistir, entre ellos el económico. Los instrumentos son caros, las pruebas exigen desplazamientos y las clases de perfeccionamiento tampoco son baratas. Así que o te ayudas dando clases, haciendo ‘bolos’, o tienes unos padres que arrimen el hombro.

--“Yo creo que por muchas clases que des sin la ayuda de los padres sería muy difícil de sostener”, señala María. “Y aunque los nuestros nos han apoyado siempre, al no ser ellos músicos les surge la duda de si la profesión que hemos elegido servirá para sacarnos adelante. Para ellos esto es como muy efímero”.

--“Y luego la mayoría de la gente piensa que lo de estudiar música es una cosa muy fácil y que se hace como complemento de otra carrera más ‘seria’. Cuando te preguntan qué estudias y les dices que música siempre añaden: ¿Y qué más?”, señala Beatriz.

--“Sí”, añade María. “O te dicen, ‘no, si digo de carrera’. Así que como que tienes que ser ingeniero y luego tocar la guitarra en tus ratos libres”.

Esa es la realidad, y ello a pesar de que los estudios musicales, junto con los de cura, son interminables. Pero hay que estudiar Derecho o Ingeniería, o cualquier carrera que no tenga que ver con las artes, para que "te tomen en serio". Pero ellas lo tienen claro, y si les preguntas que otra opción hubieran elegido de no haber sido la música la respuesta es tácita.

--“Uy, llevamos tanto tiempo con esto, desde los ocho años, que ya no concebimos otra cosa que no sea la música”.

María y Beatriz realizan actualmente el Máster de Música de Cámara en el Conservatorio del Liceo de Barcelona, pero como conjunto artístico actúan con frecuencia en España, sobre todo en Andalucía, y tienen planes inmediatos. Cuando finalice su intervención en Piantón tienen cita en Sanlúcar, dentro del Festival Aniversario de la Primera Circunnavegación en el que incluirán varios estrenos, y algunos conciertos más. Luego Beatriz viaja a Santiago de Compostela a realizar un máster con la Orquesta de Galicia, y a seguir buscando cosas básicamente a través de Internet, que es el medio que más utilizan para encontrar oportunidades de actuación. Y así, a dónde la música les lleve.

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